La detección precoz del ictus es fundamental para diagnosticar qué tipo de accidente cerebrovascular es y suministrar el tratamiento adecuado lo antes posible. De esta manera se puede reducir al máximo sus secuelas y la mortalidad de las personas afectadas.
Las seis señales de alarma del ictus son las siguientes:
Cuando una persona o alguien de su entorno se percata de que está padeciendo un ictus, debe acudir o ser trasladada lo antes posible a un hospital donde pueda recibir atención neurológica urgente y que disponga, preferiblemente, de unidades de ictus.
Las primeras tres horas desde el inicio de los síntomas son claves: cuanto más rápido se actúe, el paciente tendrá más probabilidades de recuperarse y menos de quedar con secuelas o de morir. Además, el tratamiento actual para los infartos cerebrales sólo funciona durante las primeras tres horas desde la aparición de los primeros síntomas. Una vez transcurrido este intervalo de tiempo, el tratamiento deja de ser eficaz.